"Cachito" Ocampo es un cantor de 66 años que recorre los bares y las calles tucumanas, con un reproductor, un micrófono y sus pistas, haciendo y viviendo de la música.
"El cantante estudia para serlo. Yo sólo soy cantor. El cantor se hace en el barrio donde reside", afirmó Cachito.
Él se atreve a utilizar las calles tucumanas como escenarios. Sin preferencia por alguna de ellas en especial, como así también, no tiene elecciones con la música.
"Me gusta entonar desde un tango hasta música latina o del recuerdo"
Su nombre es Oscar Armando Ocampo. No tiene orquesta, tampoco ejecuta algún instrumento ni se vale de coros en vivo para acompañarse. Sólo lleva colgado a su cuello, sostenido por correas de cuero, un equipo portátil de sonido; le conecta un micrófono y un celular, con pistas o bandas grabadas de los temas que interpreta. El repertorio es variado.
“Cachito" comenzó a cantar a los 14 años. Hoy recorre los bares cantando a la gorra canciones de Leo Dan, "Palito" Ortega y tangos.
“Soy autodidacta. No fui a conservatorios”", comenta el intérprete, que además aprendió a tocar de oído la guitarra, el acordeón y los teclados.
“Cuando era joven me presentaba en los parques de diversiones que iban de barrio en barrio”", recordó. "El show se hacía luego de la lotería familiar. Algunos hacían concursos de cantores. Recuerdo que si a alguien no le agradaba el cantor, le tiraban con pocotes, tierra, piedras y naranjas agrias. A mí nunca me arrojaron nada. Parece que les agradaban las canciones de Leo Dan y cómo las cantaba. Además, reconozco que tuve un poco de suerte"”, cuenta orgulloso.
Entre sus logros, Ocampo recuerda haber cantado en "La Caja Número 10", mítico programa de televisión de finales de los 60; también formó parte del conjunto "Vielmetti y sus Combos" y acompañó a Pablo Campos, el fallecido conductor de "Elegidos", en un programa de música del recuerdo que solía trasmitirse los domingos por FM Amistad.
"Comienzo mis actuaciones cantando, sin decir ninguna palabra”,revela y agrega: "la gente te escucha, quiere que cantes y no que hables, la canción no tiene por qué ser explicada. ¿Sabes por qué? Porque el cantor, a diferencia del cantante, tiene esa cicatriz que la vida le ha dejado",sostiene, pero también hay cicatrices de felicidad. No de poca, sino de mucha felicidad que se transmite sin prólogos", concluye.
Así, feliz y sin preámbulos ni carteleras, “Cachito” recorre los bares,restaurantes e incluso colectivos convirtiendo a la ciudad en su gran escenario.